martes, 25 de julio de 2017

Planificación: la base de todo Normalmente nuestra vida gira en torno a fijarnos objetivos, ya sean estos a nivel profesional o personal. Para alcanzar estos objetivos es necesario tener una planificación que nos permita llegar a lo deseado. Pero ¿qué pasa si no llegamos al objetivo deseado o bien nos desviamos de él? La respuesta es que algo en la planificación no se cumplió de manera óptima, y es ahí donde el control juega un papel primordial, ya que éste nos permite comparar los resultados que hemos obtenido respecto de los planes que habíamos trazado, y por consiguiente buscar la forma de corregir las diferencias. En lo que a administración se refiere, el control es el último proceso. Para que el control funcione de manera efectiva en una organización, es necesario:

  • Que se transmita con absoluta claridad a los empleados los objetivos a los que se desea llegar 
  • Que se recopile información sobre hechos reales. 

Esto genera un costo por: o Pérdida de tiempo o Riesgo de que la información sea distorsionada También existen componentes que conforman el control, tales como:

  • Control de actividades: en cada actividad programada se debe comprobar si se está realizando de manera correcta y según los plazos establecidos. 
  • Control de los resultados: se comparan los resultados obtenidos contra los planeados. 
  • Control integral de gestión: información precisa sobre los resultados que se elabora para la alta dirección de la empresa.

Por: Karina Valdés V.
Estudiante Técnico en Administración de Empresas, Mención en Recursos Humanos
Instituto Profesional AIEP

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Recursos Humanos